martes, 2 de octubre de 2007

Mis queridos vecinos.

Estimado vecino:

Me dirijo a usted para hacerle partícipe de mi malestar por su conducta en días pasados. Usted parece no tener otra cosa que hacer que vigilar todos mis movimientos y además parece no tener ningún escrúpulo para hacérmelo saber por los pasillos del edificio. Además se escuda en su edad y en la creencia de que los jóvenes le debemos respeto.
Pues bien, déjeme decirle que me debe usted el mismo respeto que yo a usted, es decir que el respeto es recíproco, claro que a usted esta palabreja le sonará a chino. Además digamos que no es de su incumbencia con quien hablo, entro, salgo, estoy, ni a que hora, ni siquiera el día.
Verá su casa termina donde empieza el pasillo y sus atribuciones terminan en el mismo sitio. Por otra parte recordemos que su conducta tampoco ha sido del todo correcta si tenemos en cuenta que alojó a su hijo en su trastero del garaje. Eso es lo que yo llamo ser descerebrado y además explica su conducta general. Por no hablar de como aparentemente trata a su esposa que a juzgar por sus "berridos" no debe estar muy contenta, claro que ella con esa cara de mala persona que tiene tampoco se salva de la quema. La zorrería querido vecino, es algo que odio con todas mis fuerzas por que implica hipocresía, otra palabreja, algo que yo he desterrado de mi conducta y mi diccionario.
Por todo ello le ruego que viva en su casa por que ya no cabemos más en la mía y por que de lo contrario voy a verme obligado a pedirle que pague usted su cuota de espacio ocupado en mi casa que no me sale gratis.
Vayase de paso un poquito a tomar por c... que de metidos está el mundo lleno y yo los rechazo de plano.
Sin más por el momento, me despido en pie de guerra en contra de personajes como usted.