Parece mentira que en la era de la información, de la informatización, en el siglo XXI, aún tengamos tantos peros y tantas trabas de las administraciones públicas para tramitar cualquier papel, proyecto, alta, baja, etc. Es del todo descabellado que tengas que ir a tres o cuatro edificios diferentes que distan unos kilómetritos unos de otros, para finalizar el trámite de un alta laboral, por ejemplo. El tráfico es imposible, por no hablar de las obras, tranvía, gente, idiotas, energumenos, cegatos, obtusos y descerebrados que hacen que tu permanencia en la ciudad se parezca más a subir una pared completamente lisa, llena de viscoso aceite y sin nada que te sujete, que a un día con cierta normalidad.
Primer edificio; dices -buenos días- y no te contesta nadie, pasas el control pertinente y como vuelves a repetir los buenos días cuando llegas a la ventanilla de turno, todos te miran con asombro como si hubieras dicho una burrada de las gordas. De este modo en los cuatro siguientes, en los que haces colas eternas, ves una fauna indescriptible y te toca codearte con un montón de fulanos locos por que los dejemos en paz y que para ello son de lo más expeditivos.
Te tratan, los funcionarios, al coñazo más absoluto, como ganado que hay que marcar, te mandan aquí, allá, acullá, volver, ir de nuevo, y cuando crees que estás a punto de terminar, una señora de unos cincuenta y tantos o sesenta vestida como su hija de quince con lo agresivo que resulta eso para la vista te dice -¡ah! pero no has traído el papel tal o cual- y tu piensas -¡la medre que parió a la vaca desorientada y tarada esta! y le dices - pudo usted decírmelo ésta mañana cuando la vi por primera vez y no ahora que ya no tengo tiempo de ir y volver- y piensas, -mañana otra vez el mismo rollo-.
En fin, así nos va. Cada vez que hay que ir a hacienda, correos, seguridad social, ayuntamiento, inem, etc. me tiemblan las piernas y, mi bolsillo se resiente. Así que es perjudicial para la salud como el tabaco.