viernes, 4 de enero de 2008

Preocupaciones.


Estas preocupaciones se deben a que no paro de observar personas con graves problemas o trastornos psicológicos y la realidad es que la frecuencia de los últimos años me hace plantear algunas cuestiones. Por ejemplo:

¿Qué nos está sucediendo para que cada vez con más frecuencia y en entornos más cercanos nos topemos con cada vez más personas con problemas de ésta índole?, ¿tantos problemas existen en la vida de éstas personas como para que determinen comportamientos y caracteres tan marcadamente carentes de esas cosas que para otros son tan normales que ni siquiera pensamos en ello?, ¿es un problema generacional causado por la despreocupación de los padres de las generaciones de finales de los 70 y la década de los 80 y 90 o por el contrario, es algo intrínseco a la sociedad?, ¿de verdad es necesario enmascararse para afrontar la vida y la sociedad que nos toca?.

En cualquier caso, cada vez es más frecuente que en nuestro entorno más íntimo, encontremos personas con problemas. Dejemos claro algo, todos absolutamente todos tenemos algún complejo o problema por no llamarlo tara, pero, ¿hasta que punto es necesario que eso conduzca nuestras vidas?, y ante todo, ¿qué beneficio obtienes sobre ello, si al final, sigues sintiéndote desgraciado?. Conozco personas que se arman con corazas para superar su problema y conozco gente cuya vida se basa en su problema y toda ella gira en torno al mismo. Lo peor de estos casos es que cuando te toca convivir con ellos, en ocasiones ves como cuando intentas ayudar eres repudiado. Si además estas personas visitan un psicólogo que reafirma sus taras en lugar de suavizarlas, la bomba de relojería está preparada. No es agradable ser el foco de los complejos y taras de nadie y menos si a eso añadimos otros factores ajenos a ti.

Obsesionarse con planteamientos existencialistas es uno de los rasgos más frecuentes de éstas personas que además, terminan concluyendo en disparates que ni siquiera ellos mismos entienden, planteamientos que de por sí no tienen respuesta concreta, ni deben suponer un golpe ni un varapalo a nuestra existencia. La subjetividad radicalizada y reafirmada es otra característica común que nos deja a los demás, incluidos jueces, científicos, eruditos y estudiosos, sin crédito alguno llegando incluso a la negación de lo evidente, es decir, o estás con ellos o contra ellos, la neutralidad no es opción.
No creo que debatir con ellos sobre estas cosas sea fructífero, ¿entretenido?, puede pero siempre terminas en un callejón sin salida por que si todos creemos estar en poder de la verdad, alguien que convive diariamente con un problema, reafirma desde la experiencia dicha creencia por equivocada que ésta sea.
Sólo espero que ésto no sea endémico de esta sociedad y que no sea cada vez más frecuente.